En clase cada alumno dibujó el recorrido de un objeto o de una acción en una tira de papel, fragmentando ese movimiento.
Vimos como por cada una de las aberturas del zoótropo el ojo veía (“memorizaba”) una posición de éste; de forma que si hacíamos girar el zoótropo, al ojo no le daba tiempo de “olvidar” lo que hacía un momento había visto en la abertura anterior y lo enlazaba con lo que veía en la siguiente y así sucesivamente, interpretando que ese objeto se movía.
Aquí tenéis el resultado:
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